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Job 39 - La Biblia Castilla 2003 bible

Job 39

¹¿Sabes tú cómo paren las gacelas? ¿Has observado el parto de las corzas?

²¿Has contado los meses de su gestación? ¿Conoces el tiempo de su alumbramiento?

³Se acurrucan para dar a luz, depositan su camada en el desierto;

⁴cuando sus cr as crecen y se hacen fuertes, se marchan y no vuelven.

⁵¿Quién dejó en libertad al onagro? ¿Quién soltó las ataduras al asno salvaje?

⁶Yo le he dado el desierto por casa, la tierra salitrosa por habitación.

⁷Se r e del rumor de la ciudad y no percibe la voz del arriero;

⁸busca por las monta as su pasto, rastrea toda hierba verde.

⁹¿Acaso el búfalo consentirá en servirte en pasar la noche junto a tu pesebre?

¹⁰¿Atarás una coyunda a su cuello, y rastrillará los surcos detrás de ti?

¹¹¿Confiarás en él por su gran fuerza y lo pondrás a tu labranza?

¹²¿Estás seguro de que volverá para traer la mies a tu era?

¹³El ala del avestruz, ¿es comparable al plumaje de la cigüe a y del halcón?

¹⁴Abandona en el suelo sus huevos para que los incube la tierra.

¹⁵Olvida que un pie puede aplastarlos o una bestia salvaje destruirlos.

¹⁶Trata a sus hijos como a extra os, sin preocuparse de que su trabajo sea inútil,

¹⁷porque Dios lo privó de sabidur a y no le concedió entendimiento.

¹⁸Pero, apenas se alza en pie y bate las alas, se r e del caballo y del jinete.

¹⁹¿Das tú al caballo su bravura? ¿Revistes su cuello de crines?

²⁰¿Le haces tú brincar como un saltamontes? ¡Es terrible su relincho orgulloso!

²¹Piafa gozoso en el valle, sale al encuentro de las armas.

²²Se burla del miedo y nada teme, no retrocede ante la espada.

²³A su grupa resuenan el carcaj, la lanza llameante y la saeta.

²⁴Furioso de impaciencia, devora el terreno; no puede contenerse cuando suena el clar n.

²⁵Al toque de trompeta lanza relinchos. Olfatea de lejos el combate, el clamor de los jefes y los gritos de guerra.

²⁶¿Quizá por tu consejo vuela el halcón y extiende sus alas hacia el mediod a?

²⁷¿Se eleva el águila por orden tuya y pone su nido en las alturas?

²⁸Habita en las pe as, all pernocta; un saliente de roca es su refugio.

²⁹Acecha desde all su presa, de lejos sus ojos la perciben.

³⁰De sangre se alimentan sus cr as donde hubiere muertos, all está ella.