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Salmos 22 - La Biblia Castilla 2003 bible

Salmos 22

¹Del director. Sobre "la cierva de la aurora". Salmo. De David.

²Dios m o, Dios m o, ¿por qué me has desamparado, ajeno a mi socorro y mis gemidos?

³Clamo, mi Dios, de d a, y no respondes, por la noche, y no puedo hallar reposo.

⁴Tú, cierto, eres el santo, el que domina en las alabanzas de Israel.

⁵A ti se abandonaron nuestros padres, se abandonaron, y tú los liberaste;

⁶clamaron hacia ti y fueron preservados, a ti se abandonaron y no fueron defraudados.

⁷Pero yo, más que hombre, soy gusano, vergüenza del humano, desprecio de las gentes.

⁸Todos los que me ven me hacen mofa, despegando los labios, moviendo la cabeza:

⁹"Se dirige a Yahveh, que él le defienda, que le libere él, ya que le ama".

¹⁰Fuiste tú quien me sacó del vientre, me sostuviste a los pechos de mi madre;

¹¹a tu cargo quedé ya desde el seno, desde el vientre materno ya eres mi Dios.

¹²No te alejes de m, pues la angustia está cerca, y no hay otro que me ampare.

¹³Manada de novillos me circunda, los toros de Basán me ponen cerco;

¹⁴hacia m abren sus fauces, como león que ruge y que devora.

¹⁵Como el agua me disuelvo, todos mis huesos se dislocan; mi corazón es como cera que se derrite en mis entra as.

¹⁶Mi garganta está, como una teja, seca y mi lengua, pegada al paladar: me has reducido a polvo inanimado.

¹⁷Mastines me circundan y me asedia una turba de malvados, ligadas mis manos y mis pies.

¹⁸Mientras cuento yo mis huesos, me observan ellos sin quitar el ojo.

¹⁹Reparten entre s mis vestiduras y sobre mi túnica echan suertes.

²⁰Y tú, Se or, no te tengas a distancia; mi socorro, ven presto a mi asistencia.

²¹Salva mi vida de la espada, de la garra del mast n, mi bien único;

²²l brame de las fauces del león, a este pobre de los cuernos del búfalo.

²³Yo hablaré de tu nombre a mis hermanos, en la asamblea plena cantaré tus alabanzas.

²⁴Bendecid al Se or, sus servidores, rendidle vasallaje, estirpe de Jacob, temblad en su presencia, linaje de Israel.

²⁵Él no burla ni desde a la aflicción de los humildes, ni retrae de ellos su mirada: en clamando hacia él, él los escucha.

²⁶De ti parten mis alabanzas en la gran asamblea, ante los que te temen cumpliré yo mis promesas.

²⁷Los pobres comerán hasta saciarse, los que buscan al Se or lo alabarán: su corazón ha de vivir por siempre.

²⁸Recordarán y volverán hacia el Se or todos los confines de la tierra: ante él se postrarán las familias todas de las gentes.

²⁹El reino es del Se or y él es el que domina en las naciones.

³⁰Sólo a él han de adorar los que duermen en la tierra, ante él se inclinarán los que bajan al polvo, con el alma sin vida.

³¹Su descendencia ha de servirle, al Se or cantarán las generaciones.