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Salmos 37 - La Biblia Castilla 2003 bible

Salmos 37

¹De David. No te enojes por causa del imp o Álef ni envidies al autor de iniquidad,

²pues presto como el heno languidecen y como la hierba verde se marchitan.

³Conf a en el Se or y obra bien: Bet morarás en el pa s y de tu fidelidad tendrás contento.

⁴Si en el Se or pones tu gozo, te dará él lo que pidan tus deseos.

⁵Deja al Se or tus suertes Gu mel y abandónate a él, que él obrará.

⁶Él pondrá en plena luz tu causa justa y en claror de mediod a, tus derechos: Dálet

⁷descansa en el Se or y espera en él. No te irrite el que triunfa en sus designios ni el que tiene por arte la asechanza.

⁸Apacigua tu ira y no te enfades He ni te enojes, quizá para hacer mal.

⁹Serán abatidos los malvados y el que espera en el Se or tendrá el pa s.

¹⁰Un poco, y el imp o ya no existe; Váu si oteas sus parajes, ya no está.

¹¹Los humildes, en cambio, heredan el pa s y gozan de todo bien.

¹²Maquinan los imp os contra el justo Záin y rechinan sus dientes contra él,

¹³pero el Se or se r e ante sus cuentas, viendo llegar su d a.

¹⁴Desenvainan la espada los imp os, Jet tensan luego sus arcos, para abatir al pobre y desvalido y dar muerte a los justos.

¹⁵Su espada se hundirá en su propio pecho, con sus arcos en trizas.

¹⁶Vale más la migaja de los justos Tet que las riquezas del imp o.

¹⁷Los brazos del imp o se quebrantan, mientras hallan los justos sostén en el Se or.

¹⁸Los d as del perfecto él los conoce, Yod su suerte es duradera.

¹⁹En los tiempos infaustos no tendrá que avergonzarse, y en el d a del hambre podrá gozar de hartura.

²⁰Van, en cambio, a la ruina los imp os: Kaf como el verdor del campo fenecen los enemigos del Se or, disipándose en humo.

²¹Pide el malo prestado y no devuelve, Lámed mas el justo se apiada y hace dones.

²²Aquellos que él bendiga poseerán la tierra, los que él maldice serán exterminados.

²³El Se or afirma el paso del varón Mem en cuyas sendas se complace.

²⁴No quedará postrado, aunque cayere, pues el Se or lo tiene de su mano.

²⁵Fui joven y he llegado a la vejez, Nun y nunca vi al justo en desamparo ni a sus hijos mendigando el pan.

²⁶Siempre abierto a piedad, sabe prestar, y su estirpe es alabada.

²⁷Apártate del mal y haz el bien, Sámek y tendrás morada duradera,

²⁸pues el Se or ama lo recto y no deja en la brecha a sus amigos. Mientras éstos perduran, la raza del imp o es extirpada. Ain

²⁹Los justos han de ser los herederos de la tierra, y habitarán en ella para siempre.

³⁰La boca del perfecto conversa sabiamente, Pe su lengua habla lo justo;

³¹lleva en su corazón la ley de Dios, y sus pasos no vacilan.

³²Al acecho del justo está el imp o, Sade buscando cómo pueda darle muerte;

³³mas el Se or no lo abandona a su poder ni deja que en el juicio lo condenen.

³⁴Espera en el Se or y guarda sus caminos, Qof y él te encumbrará hasta la herencia de la tierra; podrás ver con tus ojos la ruina del imp o.

³⁵Vi al imp o infundir miedo, Res expandirse como árbol floreciente;

³⁶pasé luego, y hallé que ya no estaba, lo busqué, mas ya no pude dar con él.

³⁷Conserva la inocencia y mira rectamente, Sin pues hay un porvenir para el perfecto;

³⁸los culpables serán a una exterminados y su posteridad será extirpada.

³⁹El auxilio del justo es el Se or, Tau su refugio en la hora del aprieto.

⁴⁰El Se or lo socorre y lo rescata, lo libra del imp o y lo preserva, por haber buscado en él refugio.