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Salmos 68 - La Biblia Castilla 2003 bible

Salmos 68

¹Del director. De David. Salmo. Canto.

²Se levanta el Se or, y sus enemigos se dispersan, sus adversarios huyen ante su presencia.

³Igual que se disipa completamente el humo y, al contacto del fuego, se derrite la cera, as perecen los imp os en la presencia del Se or.

⁴Mas los justos se alegran y alborozan, delante del Se or exultan de contento.

⁵Alabad al Se or y cantad salmos a su nombre, abrid camino al que cabalga en las estepas: Yahveh es su nombre; regocijaos ante él.

⁶Para el huérfano un padre, para la viuda un vengador, tal es el Se or en su morada santa.

⁷El Se or aposenta en una casa al solitario y libra al prisionero, en medio de canciones. Los rebeldes, en cambio, habitarán en suelo ardiente.

⁸Al salir tú, Se or, al frente de tu pueblo, al marchar tú por el desierto, Selah

⁹la tierra retumbó y los cielos gotearon, a la presencia del Dios del Sina, ante Yahveh, Dios de Israel.

¹⁰Una lluvia generosa hiciste, Dios, caer, a tu heredad rendida prestaste fortaleza.

¹¹All se hizo aposento tu reba o y tú reconfortaste al pobre, en tu bondad.

¹²El Se or da la palabra y los portadores de la nueva son legión.

¹³Huyen, huyen los jefes del ejército, y la bella de la casa se reparte el bot n,

¹⁴mientras en el cercado vosotros reposáis: alas de paloma recubiertas de plata y sus plumas oro verde.

¹⁵Mientras Sadday dispersa en él sus jefes, cae la nieve en el Salmón.

¹⁶Monta a de Dios, monta a de Basán, monta a de altos picos, monta a de Basán,

¹⁷¿por qué miráis con ojos rudos, monta as de altos picos, al monte que el Se or eligió por su morada? ¡El Se or se estará en ella eternamente!

¹⁸Los carros del Se or son mil millares, del Sina viene el Se or en santidad.

¹⁹Asciendes a lo alto, llevando prisioneros, tomas hombres en tributo; hasta los rebeldes habitan con Yahveh.

²⁰Alabado sea el Se or, d a tras d a: él nos toma a su cargo, Dios de nuestra salvación. Selah

²¹Él es para nosotros Dios que salva: por Yahveh, el Se or, hay escape a la muerte.

²²Pero él rompe a los enemigos la cabeza; el cuero cabelludo, a los que caminan en maldad.

²³El Se or ha prometido: "De Basán hago volver, yo hago retornar de los abismos de los mares,

²⁴y que puedas ba ar tus pies en sangre, que la lengua de tus perros tenga en los enemigos su porción".

²⁵Se han visto tus caminos, oh Se or, las marchas de mi Dios, de mi rey, en santidad.

²⁶Delante los cantores, los músicos detrás, y en medio las doncellas, tocando los tambores.

²⁷Bendec an al Se or en asambleas, a Yahveh, desde el origen de Israel.

²⁸Allá estaba Benjam n, el joven dominante, los jefes de Judá en sus brocados, los jefes de Zabulón y Neftal.

²⁹Ordena, oh Dios, conforme a tu potencia - la potencia, Se or, con que has obrado por nosotros,

³⁰desde tu santuario en Jerusalén - y a ti los reyes traerán presentes.

³¹Amenaza tú a la bestia de las ca as, la banda de los búfalos, los toros de los pueblos, que se sometan como vasallos tributarios; dispersa las naciones que se complacen en la guerra.

³²Te traerán de Egipto bronces, y Kus extenderá sus manos al Se or.

³³Alabad al Se or, los reinos de la tierra, cantad salmos a Yahveh, Selah

³⁴al que cabalga por los cielos, los cielos primitivos: ved que eleva su voz, su voz potente.

³⁵Reconoced fuerza al Se or: sobre Israel está su orgullo y en las nubes su potencia.