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Hechos 25 - La Biblia Castilla 2003 bible

Hechos 25

¹Llegó Festo a la provincia y, al cabo de tres d as, subió desde Cesarea a Jerusalén.

²Los pont fices y los principales de los jud os le presentaron querella contra Pablo y le rogaban,

³pidiéndoselo como un favor, que enviara a Pablo a Jerusalén, a la par que tramaban una emboscada para deshacerse de él durante el viaje.

⁴Pero Festo les respondió que Pablo seguir a bajo custodia en Cesarea y que él estaba a punto de partir en breve.

⁵"As pues - dijo - que vuestros jerarcas bajen conmigo y si hay algún delito en este hombre, que lo acusen".

⁶Permaneció entre ellos algunos d as, no más de ocho o diez; luego bajó a Cesarea, y al d a siguiente, sentado en su tribunal, mandó comparecer a Pablo.

⁷Llegado éste, le rodearon los jud os que hab an bajado de Jerusalén y aduc an muchas graves acusaciones que no lograban probar,

⁸mientras que Pablo se defend a diciendo: "Ni contra la ley de los jud os, ni contra el templo, ni contra el César, he cometido falta alguna".

⁹Pero Festo, queriendo congraciarse con los jud os, respondió a Pablo: "¿Quieres subir a Jerusalén para ser all juzgado de todas estas cosas delante de m ?".

¹⁰Pablo dijo: "Estoy ante el tribunal del César y en él debo ser juzgado. En nada he ofendido a los jud os como tú muy bien sabes.

¹¹Si soy culpable y he cometido algún delito que merezca la muerte, no rehúyo morir; pero si nada hay de lo que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. Apelo al César".

¹²Entonces Festo, después de cambiar impresiones con el consejo, respondió: "Has apelado al César, al César irás".

¹³Pasados algunos d as, el rey Agripa y Berenice se presentaron en Cesarea a saludar a Festo.

¹⁴Cuando llevaban all ya muchos d as, Festo expuso al rey el asunto de Pablo, diciendo: "Hay un hombre que Félix dejó preso,

¹⁵acerca del cual, estando yo en Jerusalén, me presentaron querella los pont fices y los ancianos de los jud os, pidiéndome sentencia condenatoria contra él.

¹⁶Les respond que no es costumbre entre los romanos entregar a ningún hombre sin que previamente el acusado tenga delante a los acusadores y se le dé oportunidad para defenderse contra la acusación.

¹⁷Habiéndose, pues, reunido aqu, yo, sin dilación alguna, al d a siguiente, sentado en el tribunal, mandé comparecer a este hombre.

¹⁸Por cierto que, presentados los acusadores, no adujeron cargo alguno de los delitos que yo sospechaba.

¹⁹Pero ten an contra él ciertas cuestiones de su propia religión y acerca de un tal Jesús, ya muerto, de quien Pablo asegura que vive.

²⁰Perplejo yo sobre el esclarecimiento de estas cosas, le pregunté si quer a ir a Jerusalén para ser all juzgado de ello.

²¹Pero Pablo ha apelado a la decisión del César, as que mandé que fuera retenido bajo custodia, hasta que pueda enviarlo al César".

²²Agripa dijo a Festo: "Me gustar a escuchar a este hombre". "Ma ana - contestó - lo oirás".

²³Y, en efecto, al d a siguiente se presentaron Agripa y Berenice con gran pompa, entraron en la sala de audiencias con los tribunos y las personalidades importantes de la ciudad y, a una orden de Festo, compareció Pablo.

²⁴Dijo Festo: "Rey Agripa y todos los que nos acompa áis: aqu tenéis a este hombre contra el cual toda la multitud de los jud os recurrió a m en Jerusalén y aqu, clamando que en manera alguna debe seguir viviendo.

²⁵Yo no he descubierto que haya cometido nada digno de muerte; pero, como él mismo ha apelado al César, he decidido enviarlo.

²⁶Sin embargo, no sé qué escribir a mi se or acerca de él. Por eso le he hecho comparecer ante vosotros, y sobre todo ante ti, rey Agripa, con el fin de que, una vez finalizada la investigación, pueda escribir algo concreto.

²⁷Porque me parece absurdo enviar un preso, sin indicar al mismo tiempo los cargos que se le imputan".