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APOCALIPSIS 11 - Reina Valera 2020 bible

APOCALIPSIS 11

¹Entonces se me dio una caña parecida a una vara para medir, y se me dijo: —Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y cuenta a los que adoran en él.

²Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles. Ellos pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.

³Yo enviaré a dos de mis testigos que, vestidos con ropas ásperas, profeticen por mil doscientos sesenta días.

⁴Estos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Dios de la tierra.

⁵Si alguno quiere hacerles daño, sale un fuego por su boca que devorará a sus enemigos. Así morirá cualquiera que intente hacerles daño.

⁶Ellos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plagas, cuantas veces quieran.

⁷Cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, los vencerá y los matará.

⁸Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, la que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado nuestro Señor.

⁹Gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación verá sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirá que sus cuerpos sean sepultados.

¹⁰Los habitantes de la tierra se alegrarán de su muerte, lo celebraran y se harán regalos unos a otros, porque estos dos profetas habían atormentado a los que vivían en la tierra.

¹¹Pero después de tres días y medio, el espíritu de vida enviado por Dios entró en ellos, se pusieron de pie, y todos los que los vieron tuvieron mucho miedo.

¹²Entonces oyeron una gran voz del cielo, que les decía: —¡Subid acá! Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.

¹³En ese momento se produjo un violento terremoto que destruyó la décima parte de la ciudad. Siete mil personas murieron a causa del terremoto. Los demás, llenos de miedo, dieron gloria al Dios del cielo.

¹⁴El segundo ay pasó, pero el tercer ay viene pronto.

¹⁵El séptimo ángel tocó la trompeta, y en el cielo resonaron unas voces potentes que decían: —Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará para siempre jamás.

¹⁶Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se postraron rostro en tierra y adoraron a Dios,

¹⁷diciendo: —Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres, que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder y has establecido tu reinado.

¹⁸Las naciones se han enfurecido, pero tu ira ha llegado, el tiempo de juzgar a los muertos, de recompensar a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeñitos y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

¹⁹En ese momento el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se dejó ver en el templo. Entonces hubo relámpagos, estruendo, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.