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Eclesiástico 50 - Sagrada Biblia — Universidad de Navarra, 2016 bible

Eclesiástico 50

¹Simón, hijo de Onías, sumo sacerdote: en vida reparó el Templo, y en sus días fortificó el Santuario.

²Por él se pusieron los cimientos de la doble altura, y las torres de la muralla sagrada.

³En sus días se excavó el depósito de agua, un estanque ancho como el mar.

⁴Cuidó de su pueblo frente a los salteadores, y fortificó la ciudad contra los asedios.

⁵¡Qué majestuoso cuando andaba por el Templo, cuando salía del recinto del velo!

⁶Era como el lucero de la mañana entre las nubes, como la luna llena en los días de fiesta;

⁷como el sol que brilla sobre el Templo del Altísimo,

⁸como el arco iris entre nubes de gloria, 8 como la flor de las rosas en días de primavera, como azucena junto a corriente de agua, como brote del Líbano en los días de verano; 9

⁹como llama luciente e incienso encendido en fuego,

¹⁰como vaso de oro macizo, adornado con toda clase de piedras preciosas, 10

¹¹como verde olivo cargado de frutos, y como ciprés que se alza hasta las nubes, 11 era cuando se ponía los ornamentos solemnes, y se revestía de las ropas más bellas.

¹²Cuando subía por el altar santo llenaba de gloria todo el Santuario. 12

¹³Al recibir las porciones de manos de los sacerdotes, mientras estaba erguido junto al altar, rodeado de la corona de hermanos, como renuevos de cedros del Líbano;

¹⁴así le rodeaban como tallo de palmera 13 todos los hijos de Aarón en su magnificencia.

¹⁵Con las ofrendas del Señor en las manos, en presencia de toda la asamblea de Israel, 14 él terminaba el rito litúrgico sobre el altar, preparando la ofrenda al Altísimo Omnipotente: 15

¹⁶extendía su mano para la libación, hacía la libación del jugo de la uva,

¹⁷y lo derramaba al pie del altar, como perfume suave para el Altísimo, Omnipotente. 16

¹⁸Entonces, los hijos de Aarón alzaban la voz, sonaban las largas trompetas retumbantes, y hacían oír un potente sonido, como llamada a la presencia del Altísimo. 17

¹⁹En ese instante, todo el pueblo a una se apresuraba a postrarse, rostro en tierra, para adorar al Señor, su Dios, y elevar sus preces al Omnipotente Dios Altísimo. 18

²⁰Los salmistas entonaban sus cantos de alabanza, con fuertes voces y música melodiosa. 19

²¹El pueblo suplicaba al Señor Altísimo, en oración ante el Misericordioso, hasta que concluía la ceremonia del Señor y se terminaba la función litúrgica. 20

²²Entonces, bajaba y extendía sus manos sobre la entera asamblea de los hijos de Israel, para impartir con sus labios la bendición del Señor y tener la honra de pronunciar su Nombre. 21

²³Por segunda vez se postraban para recibir la bendición del Altísimo.

²⁴22 Ahora, bendecid al Dios de todas las cosas, que realiza hazañas en toda la tierra, que ha exaltado nuestros días desde el seno materno, y ha obrado con nosotros según su misericordia. 23

²⁵Que nos conceda la alegría del corazón y se haga la paz, durante nuestros días, en Israel por los siglos. 24

²⁶Crea Israel. La misericordia de Dios esté con nosotros, y nos rescate en nuestros días.

²⁷25 Contra dos naciones está mi alma irritada, pues la tercera ni siquiera es nación: 26

²⁸los habitantes de la montaña de Seír y los filisteos, y el necio pueblo que vive en Siquem.

²⁹27 Una doctrina de sabiduría y de ciencia grabó en este libro Jesús, hijo de Sirac, hijo de Eleazar, de Jerusalén, el cual derramó la sabiduría de su corazón. 28

³⁰Dichoso quien medite estas palabras. Quien las grabe en su corazón llegará a sabio siempre. 29

³¹Si las pone en práctica tendrá fortaleza en todo, pues el temor del Señor es su huella.